En la ceremonia japonesa del té, los participantes asisten a la preparación de té verde amargo por parte del maestro del té (a menudo experto en artes marciales y zen). La ceremonia siempre se desarrolla en una atmósfera de simplicidad y de perfecta quietud, a menudo en un pequeño pabellón rústico concebido especialmente, el “Cha-no-ya” (casa del té).
Las reglas del Cha no Yu fueron elaboradas por los monjes Zen, Juko (1422-1502) y Sen-no-Rikyu (1520-1591), con el fin de restituir la calma interior a los grandes guerreros de la época, y permitirles examinar retrospectivamente su conducta, de manera que pudieran llegar más fácilmente a controlar su espíritu y su comportamiento. Cada detalle debe ser practicado para alcanzar la perfección y armonía en los movimientos, desde la apertura de las puertas de la “casa de te”, la manera de caminar sobre el Tatami, la postura Seiza y todos y cada uno de los movimientos.
Solo luego de numerosos años de práctica constante el alumno recibe el certificado Temae, el cual le posibilita comenzar luego a perfeccionarse con grandes maestros. Aunque no forma parte de las artes marciales propiamente dichas, el Cha-no-yu puede considerarse como un arte indispensable para alcanzar la serenidad y paz interior a la cual nos conduce la meditación.